22 de septiembre de 2008

Una nueva víctima del cooperativismo decadente


Por Armando Wilson Alamilla

Los lamentables eventos ocurridos en la ranchería José María Morelos, “El Bellote”, son la prueba contundente del hartazgo de los socios agrupados en cooperativas como la “Andrés García”, donde cerca de 150 pescadores intentaron linchar a sus directivos que de puro milagro escaparon de la furia contenida por tantos hechos de corrupción, desempleo y malos manejos de los apoyos que les ha entregado la Sedesol.
Apenas en la última edición del periódico La voz del Puerto se acababa de consignar la corrupción que permea a las sociedades cooperativas, cuando el señor Horacio Wilson Gallegos, un anciano de setenta años, socio cooperativista, cayó fulminado por un infarto, durante un conato de violencia entre un grupo de descontentos que pretendían linchar a la directiva encabezada por Anselmo Hernández de Dios, quien fue amarrado y golpeado por la furia de los socios.
Esto deja espacio para la reflexión a fondo de las políticas públicas que el gobierno trazó desde el inicio de la conformación de las cooperativas pesqueras, con un claro objetivo: “encajonar” el voto cautivo de los habitantes de estas demarcaciones rurales.
Estrategias políticas que cumplieron sus objetivos hasta la década de los noventas, porque posteriormente, solo ha servido el cooperativismo para progresar a una cáfila de dirigentes espurios, de gente sin escrúpulos que se aprovecha de la necesidad de la gente más pobre y necesitada. Una segunda prueba de este cáncer social, fue la entrega de los barcos Bucaneros I y II donde un grupo de “líderes” se sirvió con la cuchara grande, logrando desplazar a los auténticos beneficiarios e integrando como “cooperativistas” a personajes de la política y a empresarios que no tienen nada que ver con corredores turísticos, ni mucho menos son restauranteros.
Las políticas públicas tienen que ser supervisadas a fondo por las tres instancias del gobierno, si desean evitar el ensanchamiento de las inconformidades sociales, ante la miseria y el abandono gubernamental de los grupos desheredados a los que jamás les llegan los recursos que se les presupuesta, ya que estos se quedan en manos de un grupo de “elite” de dirigentes postizos, que no solo se quedan con lo mejor de pastel, sino que tienen la enorme capacidad de crear proyectos fantasmas y cooperativas inexistentes sin identidad física, especulando con estos proyectos de políticas públicas y obteniendo beneficios millonarios.
La violenta reacción de los cooperativistas de la “Andrés García” que exigían un informe del destino de siete millones de pesos que la Sedesol asignó como apoyo a los proyectos que les presentaron, solo observó una reacción natural ante la injusticia, lo que pone en evidencia que el cooperativismo ya no funciona, se tienen que buscar otras opciones y estrategias con estudios regionales de inversión y desaparecer el sistema obsoleto y engañoso de las cooperativas, que ya no son garantía del fortalecimiento del voto rural y solo sirven para crear conflictos violentos y hasta muertes dramáticas, como la de don Horacio Wilson Gallegos.

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